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Adquisición eficaz: La clave para hacer crecer al sector de salud pública

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La pandemia por el coronavirus ha generado un estímulo para que los políticos de los países de bajos y medianos ingresos destinen inversiones muy necesarias en el sector de salud pública. Como resultado, una serie de hospitales e instalaciones médicas se están desarrollando a lo largo de América Latina y África Subsahariana. 

En este artículo, el Gerente Regional de Mace para Latinoamérica, Oliver Conde, explica cómo una estrategia de procura simple y clara, basada en las mejores prácticas internaciones, puede respaldar el crecimiento de la infraestructura de salud pública en las naciones en desarrollo.

Han pasado más de siete meses desde que la COVID-19 fue declarada una emergencia de salud global. Después de un periodo de aislamiento que se fue relajando en muchas partes del mundo, la conferencia de prensa por parte del Director General de la Organización Mundial de la Salud en agosto sirvió como un duro recordatorio de que todavía no estamos fuera de peligro.

Al momento de escribir este artículo, habían más de 27 millones de casos de COVID-19 en todo el mundo, con más de 890 000 muertes y contando. En todas partes del mundo, los sistemas de salud se encuentran bajo una gran presión para poder acomodar el alto número de pacientes que requieren hospitalización y cuidados avanzados, lo que a su vez conlleva a reducir la provisión de servicios para otras necesidades médicas.

En los países en desarrollo, la falta de atención de salud pública claramente precede a la COVID-19. Sin embargo, la pandemia ha impulsado una importante inversión del gobierno en países como Perú, Sudáfrica y Kenia, no solo como respuesta al brote, sino también para crear infraestructura vital y permanente para los próximos 20-25 años.

A inicios de este año, por ejemplo, Perú destinó S/67 199 millones (USD 19 000 millones) para mitigar el impacto social y económico de la COVID-19, alrededor de 8.8 % de su PBI; construyó 25 hospitales temporales en todo el país; y reservó S/20 000 millones (USD 6000 millones) para invertir en infraestructura de salud en 2021. En Sudáfrica, donde existen sistemas de salud adecuados, el gobierno tuvo que aumentar las unidades de cuidados intensivos y proveer más recursos a los hospitales y sistemas de salud para controlar el brote.

Para los proveedores de las instalaciones físicas que atenderán las necesidades de salud pública en estas naciones, el coronavirus ha generado un nuevo sentido de urgencia respecto a la entrega de los proyectos. Ya sea cuestión de construir rápidamente hospitales temporales o instalaciones permanentes que albergarán una serie de prestaciones de salud, entregar proyectos siguiendo un cronograma ajustado pesa más que nunca.


Una procura eficaz

Hay varias partes que entran a tallar al momento de entregar un proyecto para el sector público. En los mercados en desarrollo, una procura o adquisición ineficiente es uno de los motivos más comunes por los que se retrasan los grandes proyectos de construcción. Las contratistas reconocen la importancia de un sistema de compras eficiente, pero muchas veces existe un régimen excesivamente prescriptivo y rígido donde los trabajos de construcción son adaptados a los procesos de procura y a los contratos y no al revés. Es en este punto donde las mejores prácticas internacionales hacen la diferencia.

Para asegurar que estos proyectos vitales de infraestructura social se culminen a tiempo, se necesita cambiar hacia un proceso de procura que sea rápido, simple y colaborativo. El enfoque debe estar alineado con la estrategia de entrega, y no existe “un modelo único para todos”. Se deben entender cuáles son los objetivos y prioridades clave del proyecto, y evaluar las limitaciones desde un principio. Se requieren un alcance y criterios de evaluación alineados a los objetivos y retos. Cuando los contratos son adaptados al alcance del trabajo, la cadena de suministros participa de modo tal que las interrupciones en el cronograma se mantienen al mínimo – haciendo una entrega a tiempo, con un costo y calidad en beneficio de todas las partes, particularmente los ciudadanos.

Desarrollar especificaciones estandarizadas y resultados de desempeño e incorporarlos en el proceso de licitación, pasando por la construcción, el equipamiento y los aspectos operativos del proyecto, puede asegurar consistencia y velocidad en todas las etapas del proyecto. Para ponerlo claramente: comprar algo equivocado causa demoras. Con una estructura de procura simple y clara, los contratistas pueden comprar lo que necesiten y obtener la mejor relación calidad-precio del mercado. Aquellos elementos de la ruta crítica que pudiesen retrasar la entrega deben ser identificados desde un inicio. La simplicidad de este enfoque romperá los silos, revelará el impacto que tiene cada decisión de compra y asegurará que haya integración durante la construcción. Asimismo, involucrar al contratista desde temprano y la transparencia generan confianza a lo largo de la cadena de suministros y favorece a que los contratistas innoven. Usar incentivos en vez de penalidades ayuda a promover esta relación a lo largo del ciclo de vida del proyecto y de la cadena de suministros, particularmente con las pequeñas y medianas empresas.


Beneficios a largo plazo

No deben subestimarse los beneficios a largo plazo de una buena práctica de adquisiciones en el sector de salud pública. La claridad y la transparencia aumentan la confianza en el sector y sirven de apoyo para un proceso competitivo de procura. En los mercados en desarrollo estos proyectos tienen la oportunidad de ayudar genuinamente a transformar la industria de construcción local para mejor y mantener un comportamiento positivo en todo el sector público. Todo esto ayuda a entregar una buena relación calidad-precio y la infraestructura correcta para el público.

Los plazos de entrega para los hospitales nunca han sido más importantes. La crisis del coronavirus está evidenciando que los sistemas de salud del mundo no son capaces de darse abasto en tiempos normales, mucho menos durante una pandemia. Ahora hay una ventana de oportunidad para que nuestra industria ayude a salvar esta brecha y apoye proyectos vitales de infraestructura para ayudar a reconstruir la economía y mejorar los resultados sociales y de salud en aquellas partes del mundo que están en desarrollo.